por Roberto Pino
Doctor en Farmacología y Toxicología Universidad de Florencia
Adaptógeno viene de la palabra latina «adaptare» y de la palabra griega «genes » que significa «nacido de».
El farmacólogo ruso Nicolai Lazarev, en 1947, definió un adaptógeno como «una sustancia farmacológica capaz de inducir un estado de aumento de la resistencia no específica, que contrarresta las señales de
estrés
y se adapta a un esfuerzo excepcional».
En los años 60, Israel Brekhman desarrolló los estudios de N. Lazarev y describió las características de un adaptógeno (Brekhman & Dardimov, 1968):
1.
Deben reducir los daños inducidos por los estímulos nocivos, presentando así efectos protectores contra los agentes estresantes, aumentar la resistencia física y mental, estimular las defensas y tener actividades antidepresivas y reparadoras en el organismo.
2.
Deben mostrar efectos estimulantes, tanto tras su administración única como múltiple, lo que se traduce en un aumento de la capacidad de trabajo y del rendimiento cognitivo en casos de estrés y fatiga mental.
3.
El efecto estimulante de los adaptógenos difiere del de los estimulantes clásicos (por ejemplo, la cafeína) y de los agentes anabólicos del SNC convencionales en que, tras el aumento inicial de la energía útil para una acción determinada, por ejemplo, el trabajo o la cognición, sigue un período de marcada reducción de los recursos energéticos y plásticos del organismo, lo que da lugar a efectos secundarios o secundarios tras la interrupción del fármaco.
4.
Debenser inocuos y favorecer las funciones normales del organismo (efecto normalizador).
Esta definición de los adaptógenos se basó en el conocimiento empírico de los plantas medicinales utilizados durante siglos en la medicina tradicional, junto con la suposición de que algunas plantas podrían cumplir estos criterios. Por ejemplo, la medicina tradicional china habla de «tónicos superiores«, que regulan las distintas funciones del cuerpo y aumentan la energía interna (Qi), favoreciendo la salud general.
Sin embargo, estudios posteriores con numerosos preparados de plantas han demostrado que sólo unas pocas plantas cumplen realmente los requisitos de los adaptógenos.
Sólo el reino vegetal nos ofrece este regalo. Estudios clínicos recientes confirman la clasificación de los adaptógenos como preparados a base de extractos de plantas que pueden aumentar la resistencia al estrés, mejorar el rendimiento mental, la atención y la capacidad de concentración durante el ejercicio. rendimiento mental la atención y la capacidad de concentración durante el estrés temporal o crónico. fatiga mental y física estrés temporal o crónico.
El mecanismo de acción nos lleva a creer que los adaptógenos nos hacen menos sensibles a los factores estresantes al actuar como una «vacuna» de bajo peso molecular que induce una leve activación del sistema de alerta del organismo para prepararlo para situaciones estresantes más graves.
En este sentido, los adaptógenos actúan como estimulando al organismo a hacer frente a los factores de estrés siendo ellos mismos «estresores leves» (miméticos del estrés), desencadenando efectos adaptativos y antiestrés en el organismo principalmente asociados al «estresor leve». eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal (HPA) que modula el funcionamiento de los sistemas nervioso, cardiovascular, inmunitario, gastrointestinal y endocrino en situaciones de ansiedad y estrés (Panosian A. & Wikman G., 2009; Borgonetti V, et al., 2020).
Las situaciones negativas o estresantes que forman parte de la vida cotidiana, aunque de importancia variable, según la situación individual de cada uno de nosotros, son condiciones que afectan al estado y la funcionalidad de nuestro organismo.
Las condiciones que nos generan ansiedad y malestar provocan específicamente un aumento de la producción en nuestro organismo de unas sustancias llamadas mediadores bioquímicos (catecolaminas, cortisol, citoquinas, etc.). Estas moléculas se producen normalmente en los llamados niveles basales y sufren un cambio para que el cuerpo haga frente a las situaciones que lo alarman. Una vez que cesa la causa de peligro o alerta, vuelven a los niveles de equilibrio fisiológico. Sin embargo, hay condiciones particulares en las que estos mediadores persisten en cantidades elevadas en el organismo, lo que provoca efectos secundarios o colaterales: se trata de trastornos crónicos que repercuten en la salud física y mental, es decir, el estrés y las enfermedades crónicas, la convalecencia tras una enfermedad o una intervención quirúrgica, la quimioterapia, pero también el rendimiento cognitivo y la resistencia física al esfuerzo.
Los diferentes problemas que hay que abordar nos guían en la elección del plantas más adecuado:
Referencias
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